Monseñor Lugones: «No hay políticas de fondo para resolver la realidad de los pobres»

“La democracia, como sistema óptimo para resolver la dura realidad de los pobres en la Argentina, aún no ha dado resultados positivos”, advirtió el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lugones SJ, en una disertación durante la Semana Social de Mar del Plata. “Hemos tenido algunas mejoras pero no tenemos una política de fondo que permanezca en el tiempo”, cuestionó.

El obispo de Lomas de Zamora y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas), monseñor Jorge Lugones SJ, disertó sobre “Democracia: un camino de servicio a los pobres” en el marco de la Semana Social 2018 que se realizó en el Hotel Intersur 13 de Julio de Mar del Plata.

“Recordamos con una memoria agradecida estos treinta y cinco años de gobiernos democráticos, pues creemos que una democracia participativa es lo mejor que hoy un país puede aspirar para su pueblo”, expresó.

El prelado consideró, sin embargo, que se puede constatar “que la democracia, como sistema óptimo para resolver la dura realidad de los pobres en la Argentina, aún no ha dado resultados positivos”.

“Hemos tenido algunas mejoras pero no tenemos una política de fondo que permanezca en el tiempo y se pueda evaluar para mejorar el sistema de esta democracia participativa, que debe tener una fuerte finalidad social especialmente en la deuda que hoy persiste con los más empobrecidos y vulnerables de nuestro país”, sostuvo.

El obispo de Lomas de Zamora reflexionó también acerca de por qué asociar el cuidado de la tierra con la posibilidad de vida digna para todos los argentinos, y sobre la necesidad de afrontar esta crisis junto con las demás naciones de América latina, con las que se comparte la identidad, la historia y el humanismo cristiano.

Monseñor Lugones concluyó su disertación citando al papa Francisco: “Estamos llamados, por lo tanto, a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma”.

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