Los Andes le ganó con autoridad 3-0 a Flandria y se muestra sólido y muy peligroso para los rivales. Ricardo Vera de penal a los 24; Lucas Vicente de arremetida a los 27 y Alejandro Noriega desde los 12 pasos a los 48 del complemento, los goles
Gran rendimiento colectivo, como así también individual de jugadores como Lorefice, Franco, Zeballos, y Blanco entre otros. Tercer encuentro sin goles en contra.
Dos palabras comienzan a definir a este nuevo Los Andes, y esperanza a la gente que soportó la lluvia del Gallardón y son: Hay Equipo.
Tan sencillo, y tan complicado es encontrar el sentido colectivo, que vale destacar y valorar el engranaje que viene teniendo el “Milrayitas” en estas tres primeras fechas.
Idea de juego clara, poniendo la pelota en el piso, arriesgando, siendo protagonista, y teniendo los intérpretes desde el fondo, hasta el ataque para realizarlo.
Solidez desde lo defensivo, porque más allá de poner mucha gente en el arco contrario, no ha recibido goles, dado que están los movimientos aceitados, y los futbolistas los vienen haciendo a la perfección
Porque aun destacando nombres y apellidos, está por encima el todo, que se ejemplifica en la solvencia de una línea de tres con Franco-Bravo y Segovia; el quite, panorama y primer paso siempre bien dado del binomio de la mitad de la cancha hecho por Lorefice y Zeballos; mas la velocidad y espectacularidad de Oswaldo Blanco, que no por casualidad queda mano a mano con los defensores rivales, sino que hay movimientos para que se genera esa escenografía.
Se le complicó en el inicio por el buen cerrojo armado por Flandria, combinado con las salidas rápidas de Maximiliano Casa por izquierda. Aun así, fue paciente, esperó el momento, rompiendo por sorpresa y llegó a sacar la primera diferencia el local.
Si bien era continua la búsqueda de Blanco por los costados, la movilidad de Vera y la intención de Soriano, fue Zeballos quien se desprendió por el centro, combinó con el colombiano, llegando antes que López, quien lo tocó en el área.
A los 24, Ricardo Vera se hizo cargo, mostrando una tranquilidad pasmosa para marcar el 1-0. De allí en más, un solo equipo en la cancha, que velozmente sacó la segunda ventaja liquidando al rival
Galopó la “Pantera cafetera”, tocando por un lado, yendo por el otro, tiró en centro, y queriendo despejar, Díaz la colocó sobre la pierna izquierda de Vicente que de arremetida antes de los 30 puso el 2-0.
Era algarabía afuera de hinchas que soportaron lo torrencial de la lluvia, pero veían lo que esperaban, colmaban sus expectativas viendo al equipo, y no solo estaban felices por ver ganar a su Los Andes, sino había una transmisión dentro del campo
Segundo tiempo algo de más, ya que los de Martini no pudieron renacer luego de los dos golpes de la primera parte, y fueron con pocas hojas en el libreto ofensivo. Juntaron gente en el área, pero no hubo quien la lleve a las cercanías de Gagliardo.
Con el monopolio de la pelota, el campo y los cambios realizados, una pifia del arquero Villa a los 48 lo dejó solo a Noriega con el gol; el guardameta lo derribó se fue expulsado y el ex Colegiales, con Walter Díaz en el arco, le puso la frutilla a un postre que se degustó desde el comienzo hasta el final para ver el resultado final, contundente 3-0
Es largo el camino pero los primeros pasos de este equipo de De La Riva han sido firmes, con características importantes que debe sostener y potenciar, y con errores que de a poco irá corrigiendo, dado que aun no pudo poner su 11 ideal dentro de la cancha.
Respeta una idea, consigue resultados, y hace que el sistema colectivo potencie las individualidades, algo que no es fácil de lograr y mantener en el tiempo, la meta que ahora tienen los de Lomas de Zamora.