Padres de jóvenes que asisten al Instituto Asunción de María de Temperley reclamaron a las autoridades locales que dispongan mayores patrullajes en la zona, especialmente en el horario de materias extra-programáticas. “Los robos son violentos, no arrebatos”, aseguran.
La inseguridad es una preocupación para todos, pero genera pánico cuando de chicos se trata. Padres y estudiantes de un colegio de Temperley denuncian que los hechos delictivos se multiplican en la zona y alertan que los delincuentes esperan el horario de salida de los chicos. Esta denuncia se suma a la de Villa Fiorito y Turdera. Los chicos vuelven a estar en el centro de la escena y crece el temor.
Padres y alumnos del Colegio Parroquial Instituto Asunción de María, ubicado en Armesti 4400 de Temperley, señalaron que la semana pasada ocurrió un robo muy violento.
Una de las madres señaló que “delincuentes bajaron de un auto y le gatillaron a uno de los chicos en el estómago, a otro chico le rompieron la cabeza” y “les robaron celulares”. “El pedido de seguridad es para todo el horario escolar, especialmente para después de las 18. Necesitamos que alguien nos proteja”, apuntó la mujer en declaraciones a la prensa.
“Pedimos que el Municipio (de Lomas de Zamora) se haga responsable”, reclamó otra de las madres, quien precisó que si a alguno de los chicos le pasa algo, “arruinan al grupo”. Alertó sobre “puntos clave inseguros”, como una cancha de fútbol ubicada en las inmediaciones del colegio. «Los robos son violentos, no son sólo arrebatos», apuntaron.
Una de las jóvenes que asiste a la institución educativa señaló: “La Policía a veces viene, se queda dos días y después se va”, en sintonía con la denuncia de padres, quienes advierten que “siempre aparece cuando pasa algo pero después se van” y la calle vuelve a ser “tierra de nadie”. “Queremos presencia policial permanente”, reclamó la adolescente, compañera del alumno a quien le gatillaron en la panza durante un robo.
En Villa Fiorito las escuelas llegaron a cerrar por la inseguridad. Las escuelas primarias 63, 67, 86, 79, 98, las escuelas secundarias que funcionan en los mismos edificios y el CEC 805 y el EPA 706 cerraron sus puertas a fines de mayo y las comunidades educativas reclamaron que “la Provincia garantice la seguridad”. “Los docentes decimos basta, ya que no están garantizadas la seguridad para la comunidad toda”, apuntaron en aquel momento desde la Unión de Docentes de la provincia de Buenos Aires.
En Turdera, en tanto, el alerta se encendió por intento de rapto de chiquitos. El episodio desencadenante ocurrió cuando una mujer denunció en la comisaría que desde un auto quisieron “arrebatarle” a su hijita, a la salida del jardín de infantes, a metros del paso a nivel de la calle Avellaneda. Si bien el caso no pasó a mayores, desde los establecimientos educativos de la zona “sugirieron” a los padres reforzar las “medidas de seguridad” y “de control de los niños en la vía pública”.
Días más tarde y frente a los episodios de inseguridad, las instituciones educativas de la localidad enviaron notas a la comunidad de padres para hacerles saber que habían mantenido comunicaciones con las autoridades para solicitar mayor presencia policial en las inmediaciones, debido a los robos sufridos por estudiantes.