Noriega metió un terrible cabezazo que abrió el camino para un vital triunfo de Los Andes en una de las semanas mas complicadas de los últimos tiempos. El 2-0 ante Acassuso lo decoró Ricardo Vera.
El equipo de Nardozza fue mas que el rival y supo como atacar luego de la expulsión de Alonso en el primer tiempo. Hay una idea de juego clara. Baluartes en Sarandi, Martínez, Segovia, Zeballos y el nueve goleador.
No era una semana más. Los Andes había sufrido un cachetazo terrible el lunes que deparó en la renuncia de la comisión. Los días avanzaron y si bien mostraron algunos destellos positivos como la vuelta al Gallardón o este rumor de que quizás no toda la dirigencia de el paso al costado, solo Oscar Ferreyra por un motivo lógico, se necesitaba un desahogo, un grito al cielo para sacar de adentro tanta angustia.
Y llegó con un certero cabezazo de Alejandro Noriega, a lo Palermo, la clavó en un ángulo con una velocidad y fuerza que hizo imposible cualquier atisbo de defensa de un Salva que venía siendo figura.
Ese, el que no la había tocado en el complemento y cayó varias veces en posición adelantada. Alejandro, que se está transformando en una pieza clave de este andar a paso firme del equipo de Nardozza.
Y porque el camino tiene rosas en vez de espinas; porque hay una idea de juego planteada, donde se mantiene la solidez a partir de baluartes como Martínez, Franco y Segovia, los de siempre, mas hoy dos ocasionales, que fueron Bravo y Zeballos, de gran cotejo
En segunda instancia, dado que no acumula gente en ataque, sino que utiliza bien los espacios, hay una movilidad que permite la aparición de sociedades, con los delanteros abriendo huecos, los mediocampistas llegando hasta el fondo y teniendo a los laterales que por momentos se mandan con mucho criterio.
Entonces se sabe lo que se hace, y por esto hay chances de gol y llegan los triunfos.
Se plasma un circuito colectivo que lleva también a performances individuales convincentes.
De los 90 minutos se puede remarcar un trámite parejo en el amanecer, con ocasiones para ambos, como el tiro en el palo de Mariano Barale, y alguna ocasión de Lucas Ceballos, gestadas por un triangulo del recién nombrado, Alfredo Abalos y Santiago Prim.
El “Milrayitas” había ido de mayor a menor, pero le empezó a abrir el camino. Rodrigo Alonso sin intención, aunque de manera muy imprudente, golpeó con su botín en el rostro de Blanco, lo que deparó en la roja bien puesta por Carreras.
11 contra 10, el final de la primera parte y el inicio de la segunda mostraba un Acassuso hasta más cómodo, pero Los Andes, teniendo que ser protagonista, se puso esa capa y su entrenador leyó nuevamente muy bien el cotejo para darle refresco al ataque.
Los minutos pasaron, Zeballos se hacía bastión, Bevacqua y Pajón eran extremos, porque Martínez y Segovia que tuvo una clarísima se sumaban siempre. De tanto iba a llegar ese ansiado gol, para el grito de toda la platea dirigencial que además de haber tenido días penosos, estaban enojados por un Carreras que erraba en varios fallos a favor de la visita.
Como dice Walter Nelson, los goleadores no la tocan, pero cuando lo hacen te la mandan a guardar. Y así la fotografía del segundo tiempo de Noriega, que estaba enojado con el árbitro, arrancaba un segundo antes y caía en posición adelantada y además no encontraba el lugar
Hasta que a los 40, el centro de la derecha tuvo como destinataria esa bendita cabeza que estremeció a todo Lomas, porque el testazo fue demoledor.
Ya con la ventaja, Bevacqua se esforzó, no definió bien a los 44, pero el rebote lo dejó solo a Vera con el arco vacío para liquidar la historia, dedicarle el tanto al presidente y hacer un gesto más para la platea, a alguno que lo venía insultando
Hay motivos para tener un buen semblante en lo futbolístico. Se sabe defender y empieza a mostrar gestos ofensivos convincentes. Hay bastante por corregir, pero Nardozza encontró la idea y como motivar a sus futbolistas. Viene una seguidilla importante entre copa y Campeonato que lo pondrá a Los Andes en algún escenario posible de cara al final y se espera que sea el de la pelea por el ascenso.