Juan Alberto Leite Ruiz fue declarado culpable y sentenciado a prisión perpetua por la muerte de Micaela Medrano llega a su fin. El veredicto lo dio el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora.
La fiscalía había pedido la prisión perpetua para Juan Alberto Leite Ruiz, acusado de “homicidio agravado criminis causa, abuso sexual con acceso carnal y robo simple”. Es el ex novio de la hermana de Micaela y tenía en su poder el celular de la víctima, en el momento de la detención.
La defensa del acusado, en tanto, había solicitado la absolución por beneficio de la duda. El planteo se basó en que el cotejo de ADN realizo no fue concluyente.
QUÉ SE DIJO EN LAS AUDIENCIAS
n la primera de ella declaró la madre y la hermana de Micaela, María Álvarez y Paola Medrano, respectivamente. Coincidieron en que el joven sabía ingresar a la vivienda por el techo y advirtieron que ya lo había hecho en varias oportunidades; incluso, vivió en esa casa cuando mantenía una relación con la hermana de la víctima.
En la segunda jornada del juicio declararon Patricia Gallardo, médica forense que realizó la autopsia, y Claudio Capuccio, policía encargado de la investigación del caso. La forense precisó que Micaela fue golpeada en vida y “adormecida”, a raíz de los golpes, motivo por el cual la víctima estuvo inconsciente al momento del crimen. Evaluó, además, que en base a las pruebas la joven fue violada mientras que la muerte se produjo por “asfixia”.
Capuccio, policía de la DDI de Lomas de Zamora que estuvo a cargo de la investigación, recordó que los vecinos le comentaron que esa noche ladraron los perros de toda la cuadra, menos los de la casa. Ese fue uno de los datos a partir del cual se presumió, desde un principio, que el agresor era un conocido de Micaela.
EL CASO
Micaela Medrano fue hallada muerta por su madre en la mañana del 30 de agosto de 2013 en la habitación donde se dedicaba a estudiar. Ese cuarto estaba ubicado a unos cinco metros de la casa principal de la familia Medrano, ubicada entre las calles Marsella y Espronceda al 300, en Villa Centenario.
Pese a la corta distancia entre el cuarto y la casa principal, los padres no escucharon gritos de auxilio ni vieron movimientos extraños. Es por eso que desde el primer momento barajaron la hipótesis de que la víctima conocía al homicida y derivó en la detención del acusado.