Por Colectivo NAN –
En su segundo disco, Suena la calle (2012), Maturana se despega un poco del sonido rioplatense que primó en su primer disco, Encendámonos (2010), y abraza una canción más amplia. A lo largo de doce canciones, la banda de Lanús construye un universo poético en donde el Conurbano bonaerense, la urbanidad y la cultura popular ocupan un lugar central. La sonoridad de Maturana –que debe su nombre a una canción del Cuchi Leguizamón- admite canciones beat, ritmos andinos y hasta un tango eléctrico. Durante una charla en la columna de NaN en Ciudad Animal (FM Voces), el cantante y compositor del grupo, Gastón “Tonga” Galván, resalta que lo suyo es la “música popular y el rock nacional” (o argentino). Maturana se presentará este sábado a las 21.30 en El Baruyo, Belgrano 3584.
–Encendámonos tenía una fuerte impronta de la música rioplatense, pero en el nuevo disco suben la puesta y van por el lado de la canción sin etiquetas ¿Terminaron de encontrar una identidad?
-Buscar una identidad propia siempre estuvo en la génesis de Maturana. Siendo músicos independientes, que componen sus canciones y buscan su sonido en el Río de la Plata y Argentina, tenemos varias influencias. No las negamos, sino que las alimentamos. En el disco anterior el quinteto recién estaba formado y, en cambio, en este hubo una importante preproducción. Tuvimos que elegir doce temas entre 16. Empezamos a discutir qué queríamos darle al disco ¿Por qué no meter más canciones? Y ahí apostamos al formato canción, a meter cuerdas, vientos y otros instrumentos.
-¿Se sienten tan identificados con el rock como con los folklores latinoamericanos? ¿Creen que consiguieron una síntesis?
-Estamos identificados con lo que llaman rock nacional. Calamaro una vez dijo que no “había que hablar más de rock, sino de música popular argentina”, ya sea cumbia, folklore o tango. Me siento parte de eso. Si bien es rock nacional lo que hacemos, en la banda hay música popular argentina actual. Nos consideramos nuevos exponentes de algo generado acá, compuesto acá. Desde acá vemos el mundo, Latinoamérica, lo que sucede en Europa. Ese viaje cosmopolita aparece en nuestras canciones.
-Un rasgo interesante en las letras es que está bien presente la combinación de dos elementos populares: la alegría (la festividad) y la pena ¿Eso tiene que ver con el concepto, con el nombre del disco, no?
-La idea en Encendámonos era proponer que se empezara a prender algo. Estábamos saliendo del under. En cambio, en Suena la calle redoblamos la apuesta, el riesgo. “Empecemos a sonar en la calle, empapémonos con lo que pasa”. Esa idea va desde lo personal hasta lo colectivo. En el primer disco estaba “Testigo”, que pedía que avancen los juicios a los genocidas. Pero ahora el momento social es otro. Si bien faltan un montón de cosas, ahora se están enjuiciando a los genocidas. Cuando hicimos Encendámonos todavía no habían retornado los feriados de carnaval. Ahora cantamos “Carnaval del ilusiones”, porque el carnaval volvió, aunque hay que reconstruirlo; pero se derogó el decreto de la dictadura. Igual, al lado de las aberraciones que hicieron eso no es nada. La gente después de 2001 volvió a tener inquietudes, de un lado o del otro, de varios lados. Varias voces, como proponer la Ley de Medios. Nos interesa la idea de que podemos cambiar algo y no ser sólo espectadores. Suena la calle tiene que ver con eso. “Suena la calle en tu ventana / hasta mañana carnaval”, decimos en una canción.
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